27 sept 2010

Sabiduría

En tercero de BUP descubrí la filosofía.

Siempre me disfruté aprendiendo había tenido la suerte de tener profesores extraordinarios (Allen, Burgess, Pedro, Charleson, Rofail, el "Radar" o mi añorado Mr. Richards...) que me enseñaron a apreciar la historia la física, la biología o, sobre todo, las matemáticas.

También había dedicado mis inicios en la edad del pavo a disfrutar la genialidad de las obras de la Warner, Carl Sagan, Francisco Ibáñez, o Woody Allen. Pero, incluso habiendo pasado ya por mi primera crisis existencial, no sabía nada de filosofía.

Fue Jesús Márquez, uno de los pocos profesores que me impresionó aquél año el que me hizo ver un nuevo mundo de disfrute intelectual.

Jesús era un tío estupendo, divertido, irreverente, que nos plantaba textos de Woody Allen en exámenes y quiso bautizar a su primogénito como Sócrates. Con él aprendimos muchos a pensar. A dudar. A razonar.

Un día, alguien le preguntó en clase con qué filósofo se identificaba más. Jesús respondió que con Epicuro de Samos. Las razones que adujo, por lo que recuerdo tenían que ver con su sentido común, su hedonismo mesurado y un cierto desprecio por la Metafísica.

¿Dioses? Tal vez los haya. Ni lo afirmo ni lo niego, porque no lo sé ni tengo medios para saberlo. Pero sé, porque esto me lo enseña diariamente la vida, que si existen ni se ocupan ni se preocupan de nosotros.
Varios años después, mi amigo Fran (al que debo muchos de mis disfrutes culturales),  me pasó un tebeo  titulado "Epicuro el Sabio".

¡Qué gozada!

Desde un punto de vista irreverente, los autores creaban (William Messner-Loebs y Sam Kieth) una historieta genial usando a personajes emblemáticos de la antigua grecia (Alejandro Magno, Platón, Sócrates o el propio Epicuro). Absurdo, ironía e imaginación a raudales recubrían una reivindicación de la filosofía de este señor cuyos escritos fueron tan maltratados durante la edad media.
A los amantes del tebeo y la filosofía les recomiendo totalmente que le echen un vistazo. Divertimento asegurado.

5 comentarios:

Iacchos dijo...

Yo ya lo tengo :-)

Unknown dijo...

Cómo eres Horse...

No te lo has comprado hasta que la culpa por la oportunidad perdida te anegaba :)

Dífrútalo torpedo.

Iacchos dijo...

Ahora que puedo hablar con conocimiento, siento decirte, querido Bakshih, que al término de la lectura del libro me ha quedado un sabor agridulce.

Si bien es cierto que el primer capítulo (e incluso el segundo) es genial, no ocurre así a medida que vas avanzando en él.

Los últimos capítulos dejan que desear, pues tenía la sensación de que los autores tenían prisa por terminar la obra y así cumplir con el contrato. Algunos dibujos están muy mal trazados, y los diálogos apenas tienen la chispa que caracteriza al primer capítulo, el del rapto de Perséfone y el descenso al reino de Hades. Especialmente el último capítulo, sólo es un curso acelerado de mitología griega.

Eso sí, si no tenéis buenos conocimientos de mitología griega, no pretendáis comprender algunos pasajes del libro. Porque se corre el riesgo de que uno termine con cara de bobo.

Unknown dijo...

@Horse: Supongo que tienes razón. Hace ya mucho tiempo que lo lei y la nostalgia ya no es lo que era.

Eso sí, coincido en la apreciación que los últimos capítulos no tienen el nivel de los primeros (que son verdaderamente geniales).

También estoy de acuerdo en que no es una obra que se pueda apreciar sin conocer nada sobre la antigua grecia (historia, mitos y filósofos).

Iacchos dijo...

Bakshish, no había visto tu primer comentario a esta entrada. Te diré que al final me decidí a comprarlo en parte porque tienes razón; esas cosas no se le hacen a un colega (me refiero a dejar colgada la reserva). Y no quería que el remordimiento que concomiera el resto de mi vida.

Pero a pesar de mis críticas no me arrepiento. Se lo dejaré en herencia a mi hijo para que le despierte el gusanillo por la filosofía y, si se ríe, mejor que mejor.

Soy una persona abierta a buenas sugerencias, ya lo sabes.