26 nov 2010

Acechando (y III)


Muchos ven en la soledad un espacio de paz, de reflexión. Para mí, estar solo (que nunca me había entusiasmado) se convirtió en sinónimo de terror.

Mientras estuviese acompañado, se mantenía a distancia. Pero en cuanto me quedaba a solas podía sentir su presencia clavando su atención en mi garganta. Sumido en este estado de tensión permanente mi ánimo, de común jovial, fue consumiéndose lentamente.

La falta de sueño (¿y si me ataca mientras duermo?) y los nervios me estaban destrozando. Resistía estoicamente a base de café y fuerza de voluntad. Nadie sabía por lo que estaba pasando ¿Cómo explicarlo sin que me creyesen loco?

Un mediodía de noviembre, creí haber llegado al límite final. Me resignaba a caer en sus fauces cuando me llamó por teléfono un compañero a la caracola 22. David era un buen amigo y estaba preocupado por mi evidente deterioro. Agotado y rendido, compartí mi secreto con él.
- ¿Cómo has podido resistir tanto tiempo?
- No lo sé...

- ¿Estás pensando en rendirte? ¿Darte por vencido?
- Nunca.
Eché un trago largo a mi Chimay
- No pienso darle esa satisfacción.

- Dices que sólo te sientes en peligro cuando estás a solas. ¿Quieres quedarte en casa hasta que esto acabe?
- No creo que sirva de nada. Cada vez es más osada y empieza a darle igual lo de la compañía. Anteayer estuvo a punto de pillarme mientras hablaba con Brenda... No sé que hacer.
David se rascó la cabeza, pensativo y apuró su cerveza.
- Tal vez puedas aplacarla. Dices que es como un juego para ella. Podrías hacerle ver que ha ganado, que no vas a jugar más. No hay mejor forma de apaciguar a un depredador sádico que la sumisión. Si no hay resistencia, no hay morbo.
Aquella misma noche, al llegar a casa me senté a esperar frente al espejo de mi cuarto. Al cabo de un rato, un escalofrío me recorrió la espalda. Estaba allí, dispuesta a terminar por fin conmigo.

En aquél mismo momento supe lo que tenía que hacer.

Haciendo acopio del poco valor que me quedaba, abrí la libreta que tenía sobre la mesa, tomé mi pluma favorita y empecé a describir minuciosamente el final que me aguardaba.

Con cada trazo sobre el papel, la opresión sobre mi garganta aflojaba un poco. Tras cada palabra el frío se hacía menos intenso. Cuando terminé con mi descripción, se había esfumado por completo. No volví a saber de ella.

Hasta la semana pasada.
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Cada caza es una obra de arte. Un juego en el que disfruta prolongando su acecho. El día que consiga terminar conmigo será la culminación de su obra maestra.

Hace diez años que me persigue.


(¿fin?)

8 comentarios:

SubSahariano dijo...

Muahahahahaha

No me esperaba semejante desenlace para la historia. Ya no me acordaba de la historia del jueguecito con la "@" como protagonista. Y es que eso de recorrer mazmorras a lomos de un caracter extraño no debe ser bueno.

Yo que tú me pillaría un ">" o un "€", que en caso de apuros, el primero tiene pinta de ser más mortífero, del mismo modo que el segundo aparenta ser más útil y valioso.

Un saludo, y gracias por tu buen humor. Y a Iacchos también, aunque su blog de curiosidades está un poco abandonado.

Unknown dijo...

Gracias por las risas, amigo castellonense. La verdad es que no tenía claro si meter la imagen de Nethack al final.

Te contaré un secreto, la historia, es real. Lo del juego no tiene nada que ver, pero daba buen contraste para terminarla.

¿Qué tal por ahí?

P.D.- Horse/Iacchos ha mudado su blog a blogger.

Unknown dijo...

@SubSahariano/Erekosé: ¿Pero te ha gustado la historia o no? ¿Te he intrigado?

Erekosë dijo...

Por supuesto que sí me ha gustado.

Aunque las he leído las tres partes esta tarde de un tirón (sin tener que esperar a que saliesen del horno), debo reconocer que no tenía ni idea de por dónde andaban los tiros, y quería ver cómo escapabas de esta.

Pero la última historia, con la imagen del crío acojonado tapado hasta los ojos, los diálogos en dos colores, como la Historia Interminable (aunque sólo similar en formato, que no en contenido), y el desenlace con la imagen del nethack ha estado soberbio. Ha sido un acierto ponerlo (más que nada por recordar la coña que nos traíamos con la "@" moviéndose por mazmorras y tal).

PD: Aquí ya hace un frío tremendo. Ayer cayó una buena nevada y ahora está todo blanqueando. Afortunadamente, por el contrario las pictas siguen tan templadas como siempre ;)

Iacchos dijo...

Si la pantalla final de Nethack formara parte de la historia, el relato podría haberse salvado, aunque sólo los frikis de dicho juego pudieran entenderlo.

Yo, que solo he jugado un par de veces (y nunca en modo ASCII), no puedo conocer los peligros que acechan a la arroba en el pantallazo que adjuntas. ¿Realmente significa algo? Supongo que no. Ahora que sé TODA la verdad sobre tu historia real, reconozco que eres una persona muy curiosa (en la acepción de singular).

En cualquier taller literario te habrían criticado que dejes al lector completamente en ascuas, desnudo, sin ninguna pista de la fuente de tus temores, si no te conoce personalmente.

Unknown dijo...

@Erekosë: Gracias por las flowers. Aprovecha el calor picto, que viene un invierno frío de coj.....

Unknown dijo...

@Horse: Dejar el final abierto siempre fue mi intención. Como historia basada fuertemente en hechos reales, no puedo terminarla porque no aún no sé cómo lo hará.

Puede que me lo ciritcasen en talleres de escritura, pero a mi, las historias de terror me gustan sin terminar.

Como le dije a Erekosë, no tenía claro lo de poner la pantalla de Nethack al final. Por un lado quiero un final abierto, por por otro "quedaba bien" ahí como contraste.

Olvida la historia real originaria y prueba a leerlo sin la imagen del final. Si he conseguido evocar angustia, intriga y alguna cosa más el relato logra su objetivo.

Gracias por las críticas de todos modos.

Unknown dijo...

Un dato irrelevante:

En la imagen de Nethack que cierra la historia, el 2 rojo simboliza un ser desconocido pero moderadamente peligroso que acecha tras la pared a mi @ .