No sé cuando empezó conmigo, pero sí recuerdo la primera vez que me di cuenta. Era una noche de tormenta y estaba a solas en mi pisito de la playa. Por aquél entonces vivía solo y no solía disfrutar de compañía en casa.
No me gustaba estar solo. Puede que por eso me escogiese.
Aquél día, nada más abrir la puerta del ascensor para enfrentarme al larguísimo pasillo de la octava planta la oí por primera vez. Aunque estoy seguro de que no sonó nada en el aire de aquél pasillo, también lo estuve de que me acababan de susurrar al oido.
Me revolví bruscamente, con el corazón saliéndoseme por la boca.
No había nada allí.
Estaba solo.
Siendo yo bastante escéptico, descarté el incidente sin más. Tampoco le di importancia 3 días después, cuando volvió a ocurrirme mientras conducía hacia la oficina. La quinta vez empecé a preocuparme.
Después llegarían la desazón, la angustia y el miedo.
2 comentarios:
Sólo espero que el final no sea decepcionante.
De momento, la cosa va bien...
Me alegro de que te vaya gustando. Esta noche, a las 23:50, cae el final.
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